Enseñar la nalga; medio o todo el pecho; ir con el sujetador al aire; ir con el torso desnudo… El vestido sí importa. No sólo vestimos de determinada forma para protegernos del frío o para pasar menos calor. El vestido, el pelo, las gafas, los tatuajes forman parte de nuestra identidad. Podemos ser unos rastafaris, llevar unos pantalones que enseñen las nalgas o mostrar unos «pircings» en los labios o en la nariz que asustarían a cualquier tribu africana. Podemos, pero esto nos identifica. Nos identifica más que el traje y la corbata.
«Súbetelos o búscate una alternativa» es el anuncio en los autobuses de Forth Worth, Texas invitando a subirse los pantalones o ir … andando. «La gente no quiere ver qué llevan otros debajo de su ropa», afirma Joan Hunter, director de comunicación de la empresa de autobuses, señalando que «nuestros clientes opinan que estos comportamienos son irresponsables». Las ciudades -Barcelona es un ejemplo- van elaborando normas sobre el vestido. Volvemos a lo que antes llamábamos «buenas costumbres». Me alegro. Sinceramente, me costaría mucho contratar para un despacho de abogados a un joven con una cresta colorada coronando su testa. Nuestra forma de vestir tiene mucho que ver con lo que somos: la cara es el espejo del alma.
Van surgiendo normas sobre las formas de vestir. Empiezo a oír voces sobre el vestir en las mujeres. En concreto, ciertas modas que «visten» a las chicas y a las no tan chicas como si fueran unas fulanas. Los viandantes tenemos derecho a mirar la cara de una chica o una señora sin que tener que apartar la vista por que enseña todo menos la cara. Mi intimidad tiene el derecho a que en el espacio público no se me exhiban las intimidades de los demás. ¿No están las revistas porno fuera del alcance normal? Pues eso. Por esta misma razón no tengo porque verle el culo a un señor o a una señora que anda por la calle al descubierto: que lo enseñe en su casa o a sus amigos. O en último término en Africa hay tribus que van así…
Antoni Bosch Carrera. Notario de Barcelona y profesor universitario.