La democracia sin adjetivos se construye sobre partidos. Es eso de canalizar la voluntad popular; instrumentos de representación.; construir el futuro; fabricar una sociedad más justa; infraestructuras… En fin, los partidos son una herramienta magnifica al servicio de la democracia: diálogo, propuestas, compartir, desarrollar.
Pero… Los partidos los componemos hombres y mujeres, seres humanos al fin y al cabo. Material genético delicuescente. Seres imperfectos de carne y hueso. Hombres sujetos a pasiones inconfesables; mujeres dominadoras e iracundas. Personas con defectos, con muchos defectos. Sobre este «material» construimos nuestros partidos y nuestra democracia. Los partidos no están formados por ángeles, ni por seres perfectos e inmaculados.
La cuestión no es -únicamente- mejorar la democracia, la opotunidad es mejorar al ser humano: hacer de este ingrediente defectuoso la maravilla con la que nos topamos día a día: la ingenuidad del niño, la dulzura de la mujer, la decisión del hombre, la chispa de la inteligencia o del ingenio, la entrega, el compromiso de tantos y tantas…
Es posible construir una democracia mejor, más real, basta «mejorar» a los hombres y a las mujeres que la componen. Se trata de hacer de la democracia el gobierno mejor porque la construyen los mejores. Sinceramente, evolucionar la democracia exige embellecer a las personas.
Antoni Bosch Carrera. Notario de Barcelona y profesor universitario.