Juan Luis es un buen amigo mío. Juan Luis ha pensado seriamente en el suicidio. Desde el año 1998 su empresa de inyección de plástico iba cada año mejor. Tenía clientes importantes, y los pedidos subían y subían. Trabajaba él, su hijo – que con los años sería el gerente- y su esposa.
En Noviembre del año pasado su mejor cliente le comunicó que en quince días trasladaban la empresa al Este de Europa. Desde entonces su facturación empezó a descender. Despidos de personas que siempre habían trabajado con él. Clientes que empezaron a no pagar. Al final el dejo de pagar el también. Tenía unas pólizas de crédito, avalados personalmente. Le han embargado la casa, sus ahorros se han esfumado. No puede pagar el renting de su coche BMW.
Juan Luis es una buena persona y no podía soportarlo. Un día estuvo a punto de tirarse al metro. No hizo esta barbaridad, y sigue luchando. Al final ha tenido que cerrar su empresa. Esta desecho, desanimado, y sin un duro. Le queda el honor de ser honesto, y trabajador.
Juan Luis se hubiera podido salvar si el crédito le hubiera llegado. No llegó. Ahora es tarde. ¿Por qué los créditos del ICO no llegaron a las empresas? – se pregunta Juan Luis. ¿Por qué el Gobierno tan diligente en cobrar impuestos, ha sido tan lento en ayudarnos? -inquiere Juan Luis.
Antoni Bosch Carrera. Notario de Barcelona y profesor universitario.
La crisis no sólo son cifras macroeconómicas. Desgraciadamente son tragedias personales y familiares.
Efectivamente detrás de los grandes números, están las grandes tragedias. Saludos Elisabeth.