La iniciativa legal de la Presidenta de la Comunidad de Madrid acerca de la autoridad del profesor es un acierto. Acierta Esperanza cuando enfoca uno -el otro es el fracaso escolar- de los problemas más graves de nuestra enseñanza. La violencia, el desorden, la indisciplina son lacras de nuestra escuela. La medida es un paso en la dirección correcta.
Auitoridad del profesor significa que lo que dice el profesor, o lo que escribe en sus informes, es prueba «iuris tantum». Es decir, que entre el dicho del alumno que ha pasado A, y el dicho del profesor que ha pasado B, vale B. Ahora, si existen otras pruebas que demuestran que es A, vale A. Esta reforma ha tardado más de 20 años, y el Gobierno socialista ha sido incapaz de equiparar un guardia urbano -que es Autoridad Pública- con el profesor. Ahora en el colegio, pero sólo en Madrid y en Valencia los profesores serán autoridad publica. Enhorabuena Esperanza.
El PP de Cataluña pidió, suplico e imploro que la Ley de Educación dijerá que los profesores fueran autoridad pública en el aula. No se nos admitió, es más se nos dijo que daría mucho «poder» a los profesores, y podrían abusar. Este fué un motivo por los que se voto en contra. El enfoque de la Ley catalana de educación al profesorado es feudal. El profesor es un vasallo. Vasallo de la Administración, vasallo del director y del claustro, vasallo de los padres, y un igual a sus alumnos. La realidad no la explico, la conocemos.
Antoni Bosch Carrera. Notario de Barcelona y profesor universitario.
Creo que el problema es muchisimo más profundo. Cuando la autoridad de un profesor tiene que ser aprobada en el congreso, es que algo va muy muy mal.
Avui torno a estar d’acord amb tu i, de retruc, amb la senyora Aguirre. Quines coses!
Un diez para Esperanza. Muestra de lo necesario que es su propuesta es que profesores de toda España se han apuntado a ella.
O volvemos a la autoridad del profesor, o la enseñanza no arrancara del lodazal.