El gobierno finalmente ha tenido que rendirse a la evidencia de que la economía española se encuentra en caída libre y todas sus previsiones optimistas han quedado pulverizadas por datos como la mayor tasa de paro de la UE (17,3%), el mayor descenso interanual del PIB desde 1970 (-2,9% en el primer trimestre) y un incremento vertiginoso de la morosidad.
La economía española, cuyo modelo de crecimiento basado en la construcción, el consumo interno a base del endeudamiento de las familias y el turismo prometió diversificar Zapatero en la campaña de las generales de 2004, exige unas reformas estructurales (mercado laboral, fiscalidad, liberalización de mercados de productos y servicios, mayor inversión en I+D+i, eliminación de trabas burocráticas, mejoras en la educación) que el gobierno socialista no quiere emprender por motivos electorales.
A diferencia de los gobiernos encabezados por el PP, desde 2004 Zapatero se ha prodigado en medidas innecesarias o como mínimo no prioritarias cuyo único propósito es fidelizar a sus votantes más radicales y que por su naturaleza delicada generan crispación en la sociedad española. Recordemos la Ley de la memoria histórica, de los matrimonios homosexuales, el proyecto actual de ampliación de los periodos de aborto, la insensata propuesta de permitir que menores de edad accedan sin receta a la píldora del día después. Mediante esta agenda social y su irresponsable política exterior Zapatero pretendía aguantar hasta el 2012. Pero la realidad es tozuda.
Antoni Bosch Carrera. Notario de Barcelona y profesor universitario.
Con tanto pintar la fachada cualquier día se le cae encima por el peso de la pintura. La gravedad también es tozuda.
Un abrazo!