El Tea Party lanzó en 2009 y 2010 un programa sencillo que fue calando en la opinión pública americana y de ahí a la europea. De la mano de Ron Paul (un ginécologo reformista) y con el apoyo de Sarah Pallin, y Michelle Bachmann el movimiento nació, creció, pero no ha tenido el apoyo políticamente necesario. Simpatías sí pero apoyo en las urnas tampoco. Dos lecturas: ausencia de un programa realista y ausencia de un liderazgo claro y fuerte del propio movimiento.
En España también tenemos nuestro particular tea party: el movimiento de los indignados. Aunque el padre espiritual sea Stéphane Hessel, el movimiento cobra fuerza una semana antes de las elecciones municipales de 2011. Desde entonces –y a pesar de las réplicas en todo el mundo- el movimiento languidece. Las mismas dos lecturas: ausencia de un programa realista y ausencia de un liderazgo claro y fuerte del propio movimiento.
Sin embargo, el tea party y los indignados ponen sobre nuestro mantel cotidiano el descontento y la crisis. Esto no se ha acabado. Curioso, a los dos les une lo mismo: !tomemos Wall Sreet !
Antoni Bosch Carrera. Notario de Barcelona y profesor universitario.