La verdad es que estaba en un mar de dudas. Estaba. Hasta que un amigo me envía hoy la revista que Charlie Hebdo ha publicado a raíz de los aberrantes asesinatos. Todo ser humano en el mundo civilizado esta en contra de los asesinatos de los periodistas de Charlie Hebdo. Yo -y muchos- estamos horrorizados por este acto de barbaridad. Es una acción que no es propia de los seres humanos, es propia de los monstruos, de personas enfermas, o de animales.
Leí parte de la revista: la reacción del semanario me parece irresponsable, infantil y además peligrosa pues como se ha visto por los sucesos en Nigeria los que acaban pagando la “gracieta” son los católicos de Oriente Medio o África. La revista es simplemente infumable. Me parece de un pésimo gusto, irreverente, falta de nivel y hiere mis sentimientos como católico y como demócrata. Es absolutamente impresentable. Da asco… y no sigo pues entiendo que Charlie Hebdo se merece aún hoy nuestra atención y nuestra comprensión, pero con la nueva publicación muestran un odio del que sólo nacera más odio. Lo siento Charlie Hebdo: os habéis equivocado. Me temo que una vez más.
Como ciudadano del mundo y como demócrata la libertad de expresión es un bien básico de nuestro civilización. Sin esa libertad no hay transparencia, no es posible la formación de la opinión pública y, en definitiva, no es posible ser libre. La libertad de los periodistas y de cualquier ser humano de comunicar sus opiniones, sus creencias, sus sentimientos es algo obvio y evidente.
A pesar de todo ello, !no sé si soy Charlie Hebdo! Me cuesta después de ver su reacción. Y no lo sé por que entiendo que mi libertad de expresión no me autoriza a insultar a los demás. Pero la duda persiste, ¿en qué consiste insultar a los demás? No es fácil saberlo. El Código Penal tipifica en el artículo 208 el delito de injurias y las califica como las «expresión que lesiona la dignidad de otra persona, menoscabando su fama o atentando contra su propia estimación». Charlie Hebdo injuria a muchas personas. Y las injuria urgando, vulgarizando y sexualizando las creencias de millones de seres humanos que viven con arreglo a una fe, un credo y una moral concreta. Precisamente en uso de esa misma libertad que ha sido atacada millones de seres humanos profesamos una religión, tenemos unas creencias, adoramos a un Dios, creemos en santos y santas… y merecemos respeto.
Algo pasa en Occidente. Charlie Hebdo es la ejemplificación de una malsana superioridad moral que ni tenemos ni -por desgracia- nos merecemos una vez leída nuestra historia y nuestros antecedentes.
Esta es mi opinión pero aquí tienes el link de la revista y fórmate tú mismo una opinión.
http://estaticos.elmundo.es/documentos/2015/01/14/charlie_hebdo.pdf
Antoni Bosch Carrera. Notario de Barcelona y profesor universitario.