Este verano releo «Homenots», el libro de Josep Pla. Me paro en un gran personaje catalán Ramon d’Abadal, osonec e historiador. La cuestión: el origen de Cataluña. A juicio de d’Abadal Cataluña no se «creó» el año 865 sino que es posterior, fruto de muchos años. Lo mismo España. No se «creó» con los Reyes Católicos. Es más: quizás España como nación este en formación.
De todas las maneras los pueblos tienen una dinámica distinta de las personas que nacen un día y mueren otro día concreto. Las naciones tienen unas dinámicas muy complejas. ¿Porque hago este inicio? Porque el Tribunal Constitucional al «salvar» el término nación del Preámbulo del Estatut enuncia que estamos hablando de un término no jurídico. Un concepto romántico y hasta cierto punto sentimental sobre la identificación de pertenencia a una comunidad pero desprovisto de un aspecto político y por lo tanto sin soberanía propia.
Cataluña con más de 1000 años de historia forma parte de España que es la Nación organizada como un Estado en el concierto internacional. Esta es mi opinión. Algunos catalanes no la comparten. Les respeto. Les pido respeto a su vez. Sin respeto sobre las ideas ajenas sólo cabe pensar en la dictadura y el autoritarismo. Nación de naciones, sentimiento de pertenencia a una comunidad que a su vez forma parte de otra más amplia… No sé cada uno sienta lo que sienta. Lo qué es, al menos jurídicamente es lo que el Constitucional ha dicho y lo que sentimos millones de españoles y de catalanes.
Antoni Bosch Carrera. Notario de Barcelona y profesor universitario.