El blog de Toni Bosch

La reforma del aborto

La vida nos da alas
La vida nos da alas

La reforma del aborto se enmarca en el contexto de una sexualidad desbordada, descontextualizada, del hedonismo, y de la búsqueda del placer por el placer. El aborto es el cruel peaje que nuestra sociedad está dispuesta a pagar por esta forma de entender la sexualidad. El aborto es la consecuencia de un error, de un fallo, de «meter la pata». Está mal, pero… Aquí empiezan las excusas más o menos razonadas, e incluso razonables. Lo que no es razonable es que nos hagan tragar las justificaciones. Les doy dos. Una, que es un problema de salud reproductiva y sexual. Cómo la gonorrea o la sífilis. Mucho morro. Es un crimen, otra cosa es que se despenalice en ciertos supuestos. La otra justificación,  la madre tiene derecho al cuerpo. Falacia. El «bebe» no es suyo, el que tiene derecho a vivir es él. Justo al revés. el bebe, aunque sea una cédula, es el que tiene derechos humanos.

Acepto que el aborto -de forma eufemística y progre interrupción voluntaria del embarazo- es un problema complejo, muy complejo. Pero los problemas debemos de afrontarlos y los resolveremos en la medida que son solubles. Con el aborto no se quiere una solución que no pase por matar al inocente. El problema son más de 100.000 muertes, y la cifra sigue incrementándose. Ahora se quiere una ley para «legalizar» el «problema», todo con unas comillas políticamente correctas.

¿Porque los que mandan no afrontan el tema como -por ejemplo- las muertes en accidentes de tráfico? ¿Porque no invierten para evitar estas muertes? ¿Por qué no intentan minimizar, luchar contra el «problema», la «metedura de pata» de forma efectiva? ¿Por qué no hacen una prevención basada en la abstinencia, en la fidelidad, y por último en el uso de preservativos -por este orden- como recomiendan los organismos intencionales (programa A.B.C)? La respuesta es en que hemos construido una sociedad del placer. Del dame. Del pasárselo bien, sin mirar las consecuencias. Pienso que vale la pena el esfuerzo aunque sea simplemente por reducir el número de abortos. Los que nacerían lo agradecerían, nosotros también pues los tendríamos en nuestras vidas, y no en una trituradora. Suena duro, ya lo sé, pero es así.

Salir de la versión móvil