Agradecer a Alejandro Fernández por compartir este artículo con nosotros, ya que trata de un asunto de especial importancia para todos los catalanes. |
Todo empezó con el auge de las teorías de «Pedagogía Comprensiva» según las cuales, el proceso de aprendizaje no es individual y adquirido a través del esfuerzo intelectual personal, sino más bien por medio de una especie de ósmosis colectiva; una vez fue aceptado esto como axioma, el desastre estaba servido y sólo era cuestión de tiempo que nuestro sistema educativo (y en especial el catalán, más sensible a estas teorías) apareciera a la cola en todas las listas y parámetros de la OCDE: había nacido el «aprobado automático» y la perversa idea de que no se puede poner notas a los niños porque «les traumatiza», que memorizar los ríos, montañas o las tablas de multiplicar «es fascista» y que el profesor no debe tener ningún tipo de autoridad sino que debe «interactuar y pactar dinámicamente con el alumno y la comunidad educativa» (sic) y que lo que más forma a los jóvenes es embadurnarse las manos con pintura y hacer, eso sí, colectivamente, «murales por la paz en Palestina».
Pero más allá de la historia esta de la pedagogía constructiva, los artífices de la ingeniería social izquierdista tenían entre manos un proyecto más torticero si cabe: si se regala el aprobado en la escuela pública, los títulos de la pública no tendrán ningún valor, ergo, los usuarios de la escuela pública (las familias más modestas) no tendrán ningún instrumento para la movilidad social y así jamás habrá el peligro se nos harán liberales de derechas (o lo que les dé la gana) que es algo muy peligroso que hay que evitar a toda costa.
Si alguien necesita un sistema educativo público de máximo nivel y calidad son precisamente aquellos alumnos que no pueden pagarse Masters millonarios. Y lo necesitan porque si su educación no les sirve en el mercado de trabajo, estarán condenados a vivir eternamente del Estado, lo que persigue la izquierda y lo que desde el Partido Popular vamos a combatir siempre y sin descanso: porque queremos jóvenes autónomos, formados, responsables y críticos.
Alejandro Fernández
Presidente del PP de Tarragona
Antoni Bosch Carrera. Notario de Barcelona y profesor universitario.
¿Cuándo se dará cuenta la gente de que su propio futuro está en juego?
Brillante esta entrada.
La izquierda siempre ha pretendido tener una sociedad dominada, dócil, casi sometida al yugo del Estado.
Los partidos como el PP, de carácter liberal, siempre han defendido una sociedad abierta, informada y madura.
Todo, el futuro, pende de un hilo, el hilo de la educación, debemos formar a nuestros hijos en la responsabilidad individual.
En una comisión consultiva en el distrito de Ciutat Vella de Barcelona, gobernado por el PSC-IC-V, quedó muy claro todo esto.
Hablando del elevado absentismo en las escuelas tenían muy claro, o así lo expresó la responsable de la Comisión, que era porque las mates, física y química, lengua, etc aburren olímpicamente a los niños y por eso no van a clase y que lo que habría que hacer es centrarse más en enseñarles conocimientos sobre actividades circenses y «grafiteras» porque eso sí atrae a los niños a las escuelas.
Y lo peor de todo es que se lo creen.
Buen tándem Toni-Alejandro!
Eureka y Eliabeth,
totalmente de acuerdo, como podéis imaginar.
Un abrazo,
PD: y para ti también, Toni, no te me vayas a poner celoso
Alejandro el que queda agradecido soy yo, y estoy celoso, celoso en buen plan, por el magnifico post que me has enviado. Muchas gracias, y las puertas estan abiertas a futuras colaboraciones.