El uso de la fuerza es legítima en el Estado –en todo Estado- pero es más legítimo su uso en el Estado democrático. Esta reflexión trae la colación los sucesos encadenados después del 15-M y las derivaciones del movimiento de los indignados. Me quedo con la expresión: ¡la calle es nuestra! No es aceptable. La calle es pública, es decir, de todos o en negativo de nadie. La calle al no ser de nadie es custodiada por el Estado que utiliza la legitimidad de origen para que todos puedan utilizarla pacifica, en orden y concierto.
La condescendencia que ha mostrado y esta mostrando el Estado en el uso particular que se hace de calles y plazas en España es una muestra de que el Estado no quiere o no puede –esto es peor- hacer uso del “imperium” que todos le hemos cedido democráticamente. Flaco favor le ha hecho el PSOE al Estado de Derecho.
Para finalizar. El uso de la “potestas” por parte del Estado es compatible con la proporcionalidad, la prudencia y la oportunidad pero no es compatible con el uso partidista, la inacción o la indiferencia.
Antoni Bosch Carrera. Notario de Barcelona y profesor universitario.