Tiene 14 años. Alta, rubia, guapa. Se llama Yolanda, es toda una mujer. Vive en un lugar de España, el “ubi” concreto no interesa. Su madre Marta está preocupada con Yolanda ¡Está tan adolescente, me dice! Pero –añade- valió la pena, !Siempre valdra la pena!
Yolanda fue un pequeño milagro. Marta queda embarazada. Descubre a los tres meses de embarazo que tuvo toxoplasmosis.
Su ex pareja, y padre de Yolanda, le animaba a abortar, también su familia, los médicos, y un largo etcétera -me dice Marta. No estaba casada, y él insistía en “quitarnos el problema de encima”.
Aguantó por amor, o mejor por Amor. ¿Quién tiene derecho a negar la vida con problemas? –Se repetía Marta ¿Quién? ¿Dios? ¿Acaso, soy Dios? -se preguntaba Marta.
Un día tras otro de angustias, y de hacerse preguntas,
– – Lo sentimos Marta fue un error AL NO MIRAR BIEN tu historial. LA TOXOPLASMOSIS LA PASASTE DE NIÑA, LO QUE TIENES AHORA SON ANTICUERPOS
– Pero, … y empezó a llorar. Lloraba de alegría por saber que su bebe estaba bien; de pena por el sufrimiento, la incomprensión. De amargura, porque tus seres queridos, a la hora de la verdad, a la hora de la decisión, fallan. Sólo tu –Dios mío- no me fallas. ¡No me dejes, por favor! No te fallare –me dice- que escucho en el fondo de su alma.
Llego el día, el parto. Entro la esperanza, irrumpió la vida.
– Ahí estamos –comenta Marta- ¡feliz con mi hija! Un milagro -comenta.
– No, el milagro es tu fortaleza Marta, esto sí que es un milagro. Gracias le digo, y en sus ojos veo reflejada a Yolanda su hija, que sonríe, y también llora.
Antoni Bosch Carrera. Notario de Barcelona y profesor universitario.