Al conocer desde hace muchos años la realidad de las Cajas de Ahorro, sobre todo las catalanas, quiero hacer dos comentarios.
Uno, que las Cajas cumplen una función social y económica muy importante. Por su estructura –auténticos híbridos entre fundaciones y cooperativas- se adaptan muy bien a la mentalidad española, y también a la catalana. No hay propiamente un dueño, y este esquema –en principio- tiene mucho interés. No en vano las Cajas tienen el 50 % del mercado financiero español, y gozan de la confianza de muchos ciudadanos.
El segundo comentario, es evidente. La politización de las Cajas no es buena. Política y gestión financiera no siempre son el mejor menú. De ahí que debería preservarse la independencia de estas Instituciones. ¿De qué manera? Es muy complejo de explicar en una nota breve, pero los políticos nos hemos de plantear que las Cajas pueden ser instrumentos idóneos para el ahorro colectivo y la financiación, pero han de gozar de profesionalidad e independencia.
Antoni Bosch Carrera. Notario de Barcelona y profesor universitario.