Empieza una nueva época en la Universidad. El precio les hará competir y el alumno será «cliente» y además tendrá el estatuto de «consumidor» de servicios universitarios. Se acabo el gratis total. La Universidad -practicamente pública- se verá sacudida por este nuevo factor. En un primer momento, los estudiantes se «plantarán» contra la subida de tasas, pero como en tantos otros servicios públicos habrá que pagar, bien su coste, bien una tasa muy aproximada al coste.
Parece irreversible el proceso que han iniciado los ingleses. Pronto seguirán alemanes y franceses y de ahí se extenderá a toda Europa. Por supuesto, también a España. El hecho de que la competencia este transferida a las Comunidades Autónomas le añade un aliciente más a esta singular competencia. Ahora -a diferencia del Impuesto de Sucesiones- no se tratará de rebajar la tasa, sino de dar un buen producto. Las Universidades del futuro se caracterizarán por su docencia de calidad y por su labor investigadora. La «fábrica» de títulos ya acabó: volverá el rigor y la exigencia a la Universidad. Creo que en esto la crisis aportará soluciones ingeniosas.
No obstante, la subida de tasas no sería justa sin un sistema de becas acorde a la capacidad del universitario. Soy partidario de las becas al talento para hacer efectivo el principio de igualdad de oportunidades. A la Universidad no deben ir todos, deben ir los más capacitados para la labor intelectual. La Universidad debe formar a las élites y a los cuadros directivos de una Nación. Sin un buena política de becas esto no sería así. Una de las reformas -de las muchas- que el nuevo gobierno deberá afrontar es la reforma universitaria.
Antoni Bosch Carrera. Notario de Barcelona y profesor universitario.