En España han venido, vienen y vendrán muchos líderes religiosos. Ha estado el Dalai Lama, gurus indios, pastores evangélicos, líderes de sectas -religiosas o no-, y un sin número de personas que representan a los colectivos más variados empezando por el colectivo «homosexual». Precisamente hacia ese colectivo se muestra de un respeto total y absoluto al usar de su derecho constitucional de reunión y manifestación. Como ha dicho Esperanza Aguirre no se le ocurriría a nadie hacer una manifestación paralela y contraria al día del Orgullo Gay. Si esto ocurriera tal persona sería tildada de homofoga y antidemocrática inmediatamente y de forma unánime.
Con estos antecedentes, lo que esta ocurriendo con las protestas contra la JMJ por parte de ciertos sectores sociales es pura y simplemente una falta de respeto hacia los católicos en particular y hacia todos los españoles en general. Además es una manifestación antidemocrática. Falta de respeto -en primer lugar- a millones de católicos que comulgan con estos principios y ven en las actitudes contrarias y discriminatorias un atentado a su propia libertad así como un agresión a su legítima opción de vida. En segundo lugar, es una falta de respeto a los propios y contrarios a la JMJ pues no defender la libertad de los demás -en este caso a manifestarse- es estar vulnerando la tuya propia. Por último, falta de respeto institucional, pues estas actitudes rezuman odio y rencor y eso no es admisible en una democracia madura donde la crítica razonada es aceptable pero no la cerrazón irracional que es un insulto a la democracia y a las propias instituciones.
Antoni Bosch Carrera. Notario de Barcelona y profesor universitario.