La jornada de las 35 horas como propuesta de solución a la crisis de entrada no suena mal. Hay tantos EREs, tantas reducciones de jornada, que parece lógica. Sin embargo, la propuesta esta desencaminada. La primera experiencia, la francesa, la vecina, no salió bien. Se ha tenido que volver a la jornada de 40 horas. El aumento de la productividad no sólo no estás asegurado, sino que no se produce. No obstante, me parece correcto que se facilite a las empresas reducir el horario, si les parece conveniente. De esta manera se atenderá a cada c aso concreto, pero no se pondrá en peligro la productividad nacional como en Francia.
Así no salimos de la crisis nos metemos más. Es encomiable que la UGT socialista plantee la reducción, pero ni es el momento, ni es bueno para el país.
Antoni Bosch Carrera. Notario de Barcelona y profesor universitario.