JMJ

JMJEstos días la prensa ha ofrecido  una gran cobertura a la JMJ. Al mismo tiempo se ha levantado -parece que es la contraluz necesaria en este país- la polémica. Se han alzado voces contra la visita del papa Benedicto XVI con manifestación incluida. Han intervenido periodistas, pensadores, políticos, la llamada «jerarquía». El fondo de la cuestión es: ¿tienen los católicos derecho a reunirse y también a manifestarse con motivo de un acto propio de su fe? La pregunta es más amplia, las expresiones religiosas, ¿qué límite tienen? Constitucionalmente el artículo 16 CE  recoge la libertad ideológica, de pensamiento y por lo tanto religiosa. En nuestro país  la libertad de pensamiento y la libertad religiosa son dos ámbitos de la misma libertad. Leído sin apriorismo la constitución afirma lisa y llanamente que: se garantiza la libertad ideológica, religiosa y de culto de los individuos y las comunidades

En España han venido, vienen y vendrán muchos líderes religiosos. Ha estado el Dalai Lama, gurus indios, pastores evangélicos, líderes de sectas -religiosas o no-, y un sin número de personas que representan a los colectivos más variados empezando por el colectivo «homosexual». Precisamente hacia ese colectivo se muestra de un respeto total y absoluto al usar de su derecho constitucional de reunión y manifestación. Como ha dicho Esperanza Aguirre no se le ocurriría a nadie hacer una manifestación  paralela y contraria al día del Orgullo Gay. Si esto ocurriera tal persona sería tildada de homofoga y antidemocrática inmediatamente y de forma unánime.

Con estos antecedentes, lo que esta ocurriendo con las protestas contra la  JMJ por parte de ciertos sectores sociales es pura y simplemente una falta de respeto hacia los católicos en particular y hacia todos los españoles en general. Además es una manifestación antidemocrática. Falta de respeto -en primer lugar-  a millones de católicos que comulgan con estos principios y ven en las actitudes contrarias y discriminatorias un atentado a su propia libertad así como un agresión a su legítima opción de vida. En segundo lugar, es una falta de respeto a los propios y contrarios a la JMJ pues no defender la libertad de los demás -en este caso a manifestarse- es estar vulnerando la tuya propia. Por último, falta de respeto institucional, pues estas actitudes rezuman odio y rencor y eso no es admisible en una democracia madura donde la crítica razonada es aceptable pero no la  cerrazón irracional que es un  insulto a la democracia y a las propias instituciones.

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