Errores

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El error forma parte de nuestra vida. «Errare humanum est». De sabios es rectificar. El error se caracteriza por su involuntariedad. Si el error es voluntario no hay error sino engaño o dolo que es cosa distinta ¿Todos los errores son iguales? ¿Todos los errores tienen los mismos efectos? Evidentemente no todos los errores son iguales ni todos producen los mismos efectos. Vamos a ver errores. El error más elemental es el error material: equivocare en una cita, errar la hora del encuentro. Hace unas semanas un amigo acudió con su esposa a una boda. Nadie estaba en la iglesia, ni novios ni invitados. Se habían equivocado de día pues la boda era  justo una semana más tarde. Un error de cálculo, un error material. El error de concepto  es más trascendente. Creer que Cataluña es una república independiente es un tremendo error de concepto aunque sus consecuencias son mínimas pues Cataluña  es parte del Reino de España. En todo caso los efectos pueden ser para el sujeto que padece el error.

Hay errores en la persona. Es muy frecuente pensar que fulano es zutano y al revés. Puede ser desagradable pero a veces muy grave. El error en la persona determina la nulidad del matrimonio. Una famosa sentencia canónica anulo el matrimonio de una caballero casado con una señora por que descubrió que detrás de una imagen de bandera, un gran maquillaje y un montón de plásticos y talones incorporados la señora de marras era mas bien baja, fea y algo más gorda que las tremendas aperturas textiles que la aprisionaban.
El error en el consentimiento puede ocasionar la nulidad del contrato por vicio en la voluntad.  Juan pensó que compraba un bungalow impresionante junto a la playa pero compro un chamizo en lo alto de la montaña a varios kilómetros de la playa. !Eso sí magnificas vistas!. Juan compró la casa por catálogo y luego anuló en contrato que ademas tenía publicidad engañosa.
En política se cometen muchos errores forzados y no forzados. Unos diputados votan al revés; el título de un conferenciante aparece mal escrito; tu saludas al primer ministro y en realidad es el Presidente de la Republica o crees que Uzbekistán es un país africano… Errores los tenemos todos. Pero hay un error que  en política es un mal compañero es el error contumaz o la contumacia en el error. Es predicable del que  yerra de forma pertinaz y porfiada (así lo define el RAE). Este error  tiene combo base una desfigurada o desequilibrada percepción de la realidad.  Este -un caso concreto- es el error de RUBALCABA. 7 de Enero de 2014 ABC «o cambia la política del Gobierno, o cambiamos al Gobierno»: 7 de Marzo de 2012, LA VANGUARDIA, dónde critico la insostenible política de desarrollo de Rajoy. Pueden darse muchos más ejemplos. La contumacia en el error  es pensar que el PP lo hace todo mal y en cambio cuando gobernaba el PSOE lo hacía todo bien. Este error -frecuente desgraciadamente en política- no beneficia a los políticos. Desgraciadamente -para algunos- los discursos catastrofistas cuando las cosas empiezan a ir bien y de brotes verdes cuando no se sale del agujero es percibida por la ciudadanía como un timo. Este es el problema hoy de algunos políticos -mayormente de izquierdas-, no «ver» la realidad. La consecuencia es apreciar errores donde no los hay.
Hay que reformular la crítica política. Ahí el presidente del Gobierno nos da muchas lecciones, con un criticas indeterminadas, veladas a veces nebulosas no comete tantos errores. Demuestra que «ve» la realidad política como lo que es: más grises que blancos o negros.

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